Richard Lindzen (agosto de 2025)
Resumen de la conferencia pronunciada por el Dr. Richard S. Lindzen, Profesor emérito de Física Atmosférica en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (EEUU), el 29 de enero de 2025 en el Instituto Húngaro de Física Terrestre y Ciencias Espaciales de Sopron, Hungría.
La conferencia puede verse en su totalidad en inglés en YouTube.
1. La propaganda climática funciona
En la alarma climática desempeña un papel muy importante la propaganda. Ya saben que la propaganda funciona y hace que la gente piense de una determinada manera, incluso si esa manera es irracional. El ejemplo que pongo es el de alguien que en realidad está muy en contra de reducir las emisiones de CO₂ a cero y, sin embargo, siente que es esencial decir que no es un negacionista del clima, que no está diciendo eso, sino que está diciendo que hará más calor y que debería haber una política para reducir los efectos del CO₂ lo antes posible. ¿Por qué siente esa necesidad? No entiende el problema, está en contra de la política, pero se lo han dicho tantas veces que se lo cree.
Joseph Goebbels dijo que «una mentira lo suficientemente grande, repetida hasta la saciedad, se convierte en verdad». La mayoría se quedan en la palabra «repetición», pero lo que es crucial en realidad es que sea «lo suficientemente grande». Lo esencial es que la gente no sabe de ciencia, ni siquiera la gente educada, así que si les dicen que todos los científicos están de acuerdo y es demasiado complicado de entender, están felices de creerlo. Consideremos todo lo que hay de erróneo en este discurso.
2. Empecemos por el principio. ¿Qué es el «clima»?
Esta gente nos presenta una métrica que vamos a discutir, es una media global de las desviaciones de la temperatura con respecto a la media de los últimos 30 años, y la afirmación es que esto está controlado por el CO₂. La gente ha aceptado esto con facilidad y yo diría que nada de esto tiene sentido en absoluto.
La Organización Meteorológica Mundial tiene una definición muy arbitraria del clima. Lo define como el comportamiento de los promedios de las variables meteorológicas durante 30 años. Es solo una definición que pretende distinguir el clima del tiempo meteorológico, que son el largo y el corto plazo. Las tendencias se denominan clima, lo que no dice nada sobre su globalidad. Los promedios atraen a la gente, pero no tiene sentido, veamos por qué.

Figura 1. Clasificación de los climas de Köppen-Geiger.
Esto es lo que estudiaban los científicos antes de la alarma climática cuando estudiaban el clima. El mayor problema al que nos enfrentábamos era comprender el clima, por lo que un enfoque fue la clasificación de Köppen y Geiger, que tomaron todo el globo y lo dividieron en diferentes regímenes climáticos y, como ven, hay muchos regímenes. En las distintas zonas el clima es muy diferente y ahora estamos discutiendo que cada uno de estas docenas de regímenes actúa según dicta el CO₂, sabemos que eso no es cierto, y en realidad hay poca correlación entre los promedios locales de 30 años y los globales.

Figura 2. Anomalía de la temperatura media mundial.
La figura 2 muestra lo que actualmente definimos políticamente como clima. En este gráfico se ve que aumenta lentamente desde 1850 y luego se dispara después de 1960, pero ¿qué es lo que estamos viendo? Bueno, no estamos viendo la temperatura media, eso no tiene sentido, no se hace la media del Everest y el Mar Muerto, lo que se hace es calcular la media del cambio de temperatura, se toman las desviaciones de los promedios de 30 años y se calcula la media, y se obtiene un poco más de un grado en 175 años y los burócratas internacionales como Antonio Gutiérrez te dicen que otro medio grado y es el fin, ¿de dónde sacan esto? Sinceramente, ni siquiera el informe científico del IPCC de la ONU ni las evaluaciones nacionales estadounidenses, a pesar de su parcialidad, hacen tal afirmación. Las afirmaciones políticas solo pretenden asustar al público para que cumpla con políticas absurdas, y nunca he entendido por qué la gente se asusta de un calentamiento que es mucho menor que el cambio de temperatura al que todos nos adaptamos entre el desayuno y la comida. Estoy seguro de que la gente común se da cuenta de que esto es una tontería, pero me temo que la élite educada, acostumbrada a complacer a sus profesores, lo racionaliza todo, y así tenemos una situación en la que el sentido común dice que es ridículo, pero tenemos gente entrenada para creer estas cosas, lo cual es un problema.

Figura 3. «Anomalías» de las temperaturas de las estaciones (círculos negros) tomadas una por una y en naranja la media de estas «anomalías» medias.
Pero hay algo que aclara el aspecto desconcertante de todo esto. Basta incluir en la gráfica los datos de las mediciones de las estaciones meteorológicas de los que se parte. En la figura 3 se incluyen todos estos datos de los que se obtuvo la figura 2, y los puntos cubren densamente un rango de aproximadamente 16 °C, y esto es más de un orden de magnitud mayor que el cambio en la media, así que tienes el clásico problema de todo el que hace trabajo experimental y se fija en una pequeña diferencia entre grandes números, lo cual es poco fiable. Y lo que realmente tenemos aquí es una afirmación que oculta que, en un momento dado, casi tantas estaciones se están enfriando como calentando.
3. El periodo cálido medieval
La insistencia en la globalidad conduce a situaciones absurdas y una de ellas es una cuestión que fue muy importante al comienzo del IPCC y que fue el período cálido medieval. Uno de los pioneros en climatología histórica, Hubert Lamb, que fundó el departamento del clima en la Universidad de East Anglia, utilizando numerosos registros históricos y climatológicos demostró de forma bastante convincente que en la Edad Media durante varios siglos Europa fue inusualmente cálida.
Al comienzo de la alarma climática, la gente decía: «Bueno, el calentamiento no es inusual, está el período cálido medieval». Y así se corrió la voz por toda la comunidad científica, «¿Cómo nos deshacemos del período cálido medieval?». Es un objetivo interesante: deshacerse de un período histórico. Hubo varios intentos que hicieron lo siguiente: trataron de argumentar que el calentamiento solo se produjo en Europa y que el resto del mundo lo compensó, de modo que la métrica que se veía de la anomalía de la temperatura media global no mostraba un pico, y había gente haciendo todo tipo de cosas, y el más notorio fue un tipo llamado Michael Mann, que utilizó solo unos pocos pinos de bristlecone, observando los anillos de estos árboles, que responden principalmente a la humedad, no a la temperatura, y utilizando arbitrariamente diferentes árboles obtuvo lo que se llamó su palo de hockey, que era algo que mostraba que no había pasado nada durante siglos y luego subía en los últimos 100 años, y era una forma de decir que, aunque el cambio era pequeño, no tenía precedentes. Ahora bien, alguien revisó su trabajo y descubrió que, si se introducían números aleatorios, seguía apareciendo el palo de hockey, lo que causó mucho revuelo, por lo que se llevaron a cabo dos investigaciones sobre su metodología, una por el Congreso de los Estados Unidos y otra por la Academia Nacional de Ciencias, y ambas concluyeron que su metodología no podía utilizarse para concluir nada sobre el periodo medieval. No importó, porque recibió numerosos premios y fue elegido miembro de la Academia Nacional, donde sus partidarios mintieron sobre estos informes.

Figura 4. Certificado de contribución al premio Nobel de la Paz de Richard Lindzen.
Es interesante que todos los que participamos en la tercera evaluación, que recibió el Premio Nobel de la Paz, recibimos este certificado que dice que contribuimos a dicho premio. Cuelga enmarcado en un baño de mi casa. Pero Michael Mann, a pesar de la advertencia de que esto no significaba que nos hubieran concedido el Premio Nobel de la Paz, durante bastante tiempo se presentaba como ganador del Premio Nobel. En cualquier caso, lo verdaderamente extraño de su trabajo no son sus estadísticas, sino que asume que varios siglos de calor anómalo en Europa y, presumiblemente, varios siglos de frío anómalo en otras partes del planeta que supuestamente lo compensaron no constituyeron un cambio climático. ¿Qué significa el cambio climático si rechazas los cambios importantes?
4. El océano y la atmósfera
La pregunta es: ¿qué sabemos realmente sobre el cambio climático? Quiero decir que lo que sabemos es que las fluctuaciones son en su mayoría locales y extratropicales. Lo que no se tiene en cuenta es que si nos desplazamos hacia los polos, a partir de los 30° de latitud, el desequilibrio radiativo no es un factor importante. La diferencia de temperatura viene determinada por la termodinámica y la radiación se ajusta a ella. Por supuesto, se necesita un equilibrio, pero no es la causa. Entonces, ¿qué causa el cambio climático local?
Es importante reconocer aquí que la superficie de la Tierra nunca está en equilibrio con el espacio, ya que gran parte de ella está formada por océanos y las circulaciones oceánicas, cuya escala temporal va de unos pocos años a varios milenios, intercambian constantemente calor con la superficie. La oceanografía aún no ha llegado a un punto en el que se comprendan todas estas circulaciones. La atención se ha centrado principalmente en las de gran escala impulsadas por el viento y la circulación termohalina a escala global, pero las diferencias regionales en los océanos ni siquiera hemos comenzado a estudiarlas en detalle.
Además está la cuestión de los trópicos frente a las latitudes medias. Entre el ecuador y 30° tenemos una célula de Hadley dominante que suaviza las diferencias de temperatura, pero más allá encontramos los sistemas meteorológicos de alta y baja presión que viajan de oeste a este cambiando el tiempo a su paso. Se trata de inestabilidades convectivas que determinan la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos en gran medida. Es solo en la circulación de Hadley donde el efecto invernadero es relevante. En las latitudes medias los vientos predominantes van de oeste a este, pero en los trópicos van de este a oeste. Los vientos determinan la altura de la tropopausa, donde termina el descenso de la temperatura con la altitud, a unos 16 km de altura en los trópicos. Pero en cuanto llegas al borde de la corriente en chorro, la altura de la tropopausa desciende a 12 kilómetros, la física cambia cuando que se cruza esa frontera.
5. El gradiente de temperatura
Los geólogos estudian los grandes cambios climáticos del pasado, como las glaciaciones que han tenido lugar durante los últimos 700.000 años, con un período dominante de 100.000 años. Y hace 56 millones de años, en el Eoceno, había un clima mucho más cálido, con criaturas parecidas a cocodrilos en el Ártico. La tectónica no era tan diferente, por lo que la disposición de los continentes era más o menos la misma. ¿Qué es lo que cambiaba? Básicamente, estos grandes cambios eran principalmente cambios en la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos. Durante el máximo glacial esa diferencia era de unos 60 °C, es decir 20 °C más que hoy en día. Durante el Eoceno era de solo 20 °C, de nuevo 20 °C diferente a hoy en día, que es de unos 40 °C, así que veamos cuáles son las implicaciones de eso.

Figura 5. Variación de la temperatura con la latitud.
La figura 5 describe aproximadamente la variación de la temperatura superficial en función de la latitud. La temperatura es bastante estable en los trópicos. La variación de la temperatura en función de la latitud se concentra principalmente en las zonas extratropicales. Φ = latitud, x₁ = 0,5, por lo que
∆T = ∆T₁− ∆(𝛿T₂)(1-x₁)/2 = ∆T₁ − ∆(𝛿T₂)/4
Donde la letra griega delta (∆ ó 𝛿) indica la variación de la temperatura T₁, tropical, o T₂, la variación con respecto a T₁ en las latitudes extratropicales.
Cabe señalar que los principales cambios climáticos en la Tierra están asociados principalmente a δT₂, mientras que la temperatura global de la Tierra está anclada en T₁, que parece variar poco, al menos para las grandes glaciaciones y para el Eoceno. Sin embargo, las cuestiones relacionadas con el efecto invernadero son importantes para T₁ y poco relevantes para T₂. El impacto de δT₂ se reduce a un cuarto porque afecta solo a la mitad del planeta y además está dividido por dos. Y los cambios entre la actualidad y el Eoceno o la glaciación implican un cambio de 5 °C en la media global. Así que si una duplicación del CO₂ causa solo 1 °C de calentamiento, para promover la alarma hay que introducir retroalimentaciones positivas para pasar a 2 ó 3 °C.
Resulta que los efectos radiativos (el efecto invernadero) desempeñan un papel importante en la determinación de la temperatura tropical, pero es el transporte termodinámico del calor lo que determina la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos. Sin embargo, quienes defienden el alarmismo climático introducen una hipotética «amplificación polar» del cambio de temperatura tropical para explicar el cambio en la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos. Pero como he señalado, la variación de temperatura entre los trópicos y los polos se debe al transporte termodinámico de calor y no a la amplificación polar. Resulta fácil verificar la existencia o ausencia de tal amplificación tanto en los datos como en los modelos.

Figura 6. Evolución de la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos (arriba) y evolución de la anomalía de la temperatura global de superficie (abajo).
La figura 6 muestra la evolución de la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos (δT₂) desde 1880. El cambio observado es estadísticamente insignificante. En consecuencia, la evolución de las anomalías de temperatura tropical y global es prácticamente idéntica. No hay rastro de amplificación polar.
6. En resumen
Los cambios climáticos importantes de la historia geológica implican una modificación profunda de la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos. Pero los cambios observados recientemente en la temperatura media mundial son relativamente pequeños, ya que solo afectan a la mitad de la Tierra y a la mitad del cambio de temperatura responsable de δT₂. Las variaciones en la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos se deben casi en su totalidad a procesos extratropicales, como las inestabilidades responsables de los sistemas meteorológicos o la cobertura de nieve o hielo. En contraste, el alarmismo climático parte del principio de que el cambio de temperatura en los polos no es más que una amplificación de los cambios de temperatura en las regiones tropicales, pero las observaciones muestran que el calentamiento desde el siglo XIX no implica esencialmente ninguna amplificación polar, y esto significa que los pequeños cambios en la temperatura tropical están asociados con pequeños cambios de temperatura en todas partes, por lo que la interpretación de sentido común de que si hay un calentamiento global de uno o dos grados, o incluso tres, y ese pequeño aumento es correcto, no está asociado con una amplificación en los polos. El hecho de que los modelos del IPCC muestren cambios significativos en la diferencia de temperatura entre los trópicos y los polos, a diferencia de los datos, significa simplemente que los modelos son erróneos.
7. Los modelos están equivocados

Figura 7. Comparativa entre los datos observados (en rojo) y los facilitados por los modelos del IPCC.
La figura 7 compara los resultados obtenidos a partir de los datos observados y los de los modelos del IPCC. Los modelos no solo muestran una «amplificación polar» que no está presente en los datos, sino también un calentamiento tropical excesivo en comparación con estos. Las variaciones entre los diferentes modelos sugieren una gran incertidumbre sobre su fiabilidad, y lo interesante es que todos los modelos difieren de los datos en una sola dirección: todos muestran más calentamiento que los datos. Aquí hay una prueba evidente de que están equivocados.

Figura 8. Tendencia de la temperatura (°C/década) en la atmósfera tropical en función de la altitud (en pies) o presión (hPa). Los puntos de color proceden de los modelos. Los círculos abiertos provienen de los datos observados. La línea roja corresponde a la media de los modelos..
Los modelos están ajustados para que se correspondan aproximadamente con las observaciones de la superficie y reproduzcan el cambio climático pasado, pero a medida que ascendemos en la atmósfera, la discrepancia se hace mayor y mayor, lo que significa que los modelos calientan demasiado, lo cual no debería sorprender, ya que es algo que he discutido con personas que dirigen modelos en varios laboratorios y han admitido que si obtienen resultados que no muestran calentamiento, los descartan. Me refiero al hecho de que se pueda tener un rango tan amplio de errores, pero que siempre vayan en una sola dirección, lo cual no es para nada natural.
8. Retroalimentaciones
Sin amplificación polar, solo tenemos ∆T₁, que es pequeño, incluso con retroalimentaciones positivas altamente improbables. Cabe señalar que las supuestas retroalimentaciones positivas han suscitado mucho interés. El hecho de que los trópicos fueran similares a los actuales hace 2.500 millones de años, cuando la radiación solar era aproximadamente un 30 % inferior a la actual (lo que se conoce como la «paradoja del sol débil primitivo» de Sagan y Mullen, 1972), sugiere claramente la existencia de una retroalimentación negativa. Lo mismo ocurre con el hecho de que las variaciones del flujo de calor meridional asociadas a los climas entre el Eoceno y el máximo glacial solo provocan cambios mínimos en las temperaturas tropicales. Sin embargo, en algunos aspectos, la preocupación por estas retroalimentaciones ha desviado la atención para no intentar comprender cómo funciona todo el sistema con el transporte de energía hacia los polos, el transporte fuera de los trópicos, etc.
Teniendo en cuenta lo que sabemos hoy en día, sugerir que el clima es una amenaza existencial es a la vez malicioso y estúpido. Aceptar tal sugerencia es no solamente estúpido, sino muy grave.
9. Una explicación alternativa

Figura 9. Gráfico de la temperatura potencial (lineas continuas) y la vorticidad potencial (líneas discontinuas) en función de la latitud y la altitud durante el invierno del hemisferio norte.
Antes de concluir, volvamos brevemente a los cambios climáticos reales. La figura 9 muestra la temperatura relativamente homogénea que caracteriza a los trópicos (0-30°). Las zonas extratropicales se caracterizan por los remolinos baroclínicos [depresiones y anticiclones] que asociamos con el tiempo. Hay un artículo de Jansen y Ferrarri, 2013, que demostró que lo que intentan hacer las inestabilidades es establecer la pendiente de la última curva isotrópica que sale de los trópicos y definir la tropopausa (el techo de la disminución de la temperatura) en el polo, y eso a su vez determina la diferencia de temperatura de la tropopausa entre los trópicos y el polo, y la determina en unos 20 °C. Lo interesante de esto es que las mediciones demostraron que en la actualidad esa es la diferencia de temperatura que tenemos, unos 20 °C, lo cual es un éxito importante para la teoría de la saturación de las inestabilidades.
Si observamos la región polar, vemos que las cosas cambian, que algo raro está pasando allí, y ese algo se llama inversión ártica. Lo que ocurre es que aquí la temperatura disminuye con la altura, pero eso no ocurre sobre la nieve y el hielo, donde se produce una inversión en la que la temperatura en lugar de bajar, sube durante unos 4 km y, como resultado, la diferencia de temperatura entre los trópicos y el polo en la superficie es mayor que en la tropopausa. Así que tenemos una idea de cómo funciona. Pero la cantidad de investigación sobre la inversión ártica es bastante escasa, solo hay un puñado de artículos desde 1932, y hay una serie de problemas que aún persisten.
Queda mucho por hacer antes de llegar a una comprensión sólida del cambio climático en la Tierra, pero ahora estamos en condiciones de esbozar un programa racional. En cualquier caso, podemos dejar de confundir el cambio climático en la Tierra con las diferencias climáticas entre los distintos planetas.
Las generaciones futuras se sorprenderán de que esta confusión haya servido para justificar la destrucción de la industria occidental, condenar a miles de millones de pobres a la miseria, impedir el uso de fertilizantes y, por lo tanto, perpetuar el hambre, provocar el sacrificio de ganado y cometer muchos otros actos de locura colectiva.
Gracias por su atención.