Las ciencias del clima son poco serias, al menos para un científico experimental como yo. Están llenas de ficciones basadas en creencias, relatos y suposiciones que son aceptadas sin discusión, a pesar de no estar apoyadas por evidencias sólidas. Entre los que promueven la ciencia ficción climática no están sólo los que creen que el clima cambia fundamentalmente por culpa nuestra, sino también los que piensan lo contrario. (más…)
Alarma científica, modelos que no funcionan, la ONU a cargo y una solución que no arregla el problema. No se trata del cambio climático sino de su precedente: el agujero de ozono, que llenaba las portadas de los medios y generaba una gran alarma mundial en los años 80 y 90. El resultado fue la firma del Protocolo de Montreal y la eliminación de las emisiones de clorofluorocarbonos (CFC), sustancias destructoras del ozono. Este proceso fue el ensayo de la lucha de la ONU por el cambio climático, cuyo resultado ha sido la creación del IPCC, la firma de los Acuerdos de París y el compromiso de eliminar las emisiones de CO₂. (más…)
La aparición por sorpresa de un agujero en la capa de ozono a mediados de los 80 generó una gran alarma mundial que resultó en la firma del Protocolo de Montreal por todos los países, y la eliminación de las emisiones de clorofluorocarbonos (CFC) y otras sustancias destructoras de ozono en la segunda mitad de los 90. El proceso constituyó el ensayo que luego daría lugar a la creación del IPCC y a la alarma climática para eliminar las emisiones de CO₂. Aunque el agujero de ozono desapareció de las portadas de los periódicos y telediarios, muy poca gente sabe que hoy en día sigue teniendo esencialmente el mismo tamaño que en sus peores momentos, y que la ‟solución” aplicada no ha funcionado como debiera.
En el libro ‟Stratospheric Ozone” (Ozono estratosférico), he contribuido un capítulo en el que analizo las posibles razones de que el ozono no se esté recuperando como se esperaba. A continuación, presento un resumen de parte de dicho capítulo:
13.3.3 Baja recuperación del agujero de ozono en el siglo XXI
El agujero de ozono antártico se expandió rápidamente de cero a 24 millones de km² entre 1980 y 1993. Desde entonces, ha fluctuado, pero su superficie media ha sido superior a 20 millones de km². Si bien los niveles de cloro estratosférico alcanzaron su punto máximo en 1999 y desde entonces han disminuido en aproximadamente un 30%, el agujero de ozono ha disminuido tan poco que su tendencia carece de significación estadística. Hay un 37% de probabilidad de que el agujero de ozono no se está reduciendo en absoluto.
Figura 13.4. Las mediciones de ozono en la Antártida en el mes de octubre cayeron en picado entre finales de los 70 y mediados de los 80. El agujero se define cuando el ozono está por debajo de 200 unidades Dobson (DU).
Esta discrepancia apunta a una realidad preocupante: la recuperación de la capa de ozono está avanzando mucho más lentamente de lo esperado y no es proporcional a la disminución de las sustancias destructoras de ozono. El agujero de ozono ha estado por encima de la media entre 2022 y 2024 y ha sido tan grande como a finales de los 90, cuando las sustancias destructoras de ozono estaban en su máximo nivel y la preocupación hacía que el tema ocupara las portadas de las noticias.
Contrariamente a las proyecciones y los informes de la Organización Mundial de Meteorología (OMM) y la ONU, que afirman que la recuperación es lenta pero constante, estudios recientes muestran una disminución continua de las concentraciones de ozono, especialmente en la estratosfera media desde 2004, donde los niveles de ozono en el centro del agujero se han reducido en un 26%. Esto socava la idea de que la recuperación del ozono está bien encaminada y pone de relieve el contraste entre la disminución de las sustancias destructoras de ozono y la escasa recuperación real de la capa de ozono, que indica que los científicos se podrían haber equivocado al culpar en exclusiva a las emisiones humanas de CFC y podrían haber pasado por alto otros factores durante décadas.
13.4 Proyecciones de los modelos frente a la realidad
13.4.1 Los modelos químico-climáticos
Las previsiones sobre el ozono se basan en modelos químico-climáticos que incorporan variables como los gases de efecto invernadero, las temperaturas de la superficie del mar y los procesos de transporte estratosférico. En el pasado, cuando el ozono disminuía, los resultados de estos modelos y los datos de las mediciones coincidían, lo que hizo que los científicos confiaran en su capacidad predictiva. Sin embargo, las discrepancias recientes, como los agujeros persistentes en la capa de ozono y el estancamiento de la recuperación, revelan que los modelos no funcionan correctamente.
Figura 13.1. Las emisiones de CFC y otros gases destructores de ozono han sido eliminadas. Los HCFC tienen menor capacidad de destrucción del ozono, pero son potentes gases de efecto invernadero.
13.4.2 Ausencia de una recuperación significativa del ozono y retraso en las expectativas
Los modelos de ozono han ido posponiendo repetidamente la recuperación prevista. A mediados de los 90, los modelos preveían que los niveles de ozono volverían a los valores de 1980 en unas tres-cuatro décadas, pero tres décadas más tarde el plazo que dan sigue siendo el mismo. Cada actualización de los modelos mantiene el plazo sin que vaya disminuyendo conforme pasa el tiempo. Este patrón indica que los modelos simplemente se adaptan a los datos observados y carecen de la capacidad de predecir las condiciones futuras. Puesto que las sustancias destructoras de ozono se han reducido en un 30-40% en la estratosfera y los niveles de ozono apenas se han recuperado y el agujero de ozono de la Antártida sigue teniendo un tamaño similar, cabe la duda de que los modelos incorporen adecuadamente todas las variables importantes.
Figura 13.3. Las sustancias destructoras de ozono, medidas por su equivalente en cloro estratosférico efectivo, deben reducirse a los niveles de 1980, cuando no había agujero, y ya lo han hecho en un 40%.
13.4.3 Algunos estudios indican una disminución del ozono a pesar del éxito del Protocolo de Montreal
Un estudio realizado en 2018 por Ball y col. constató una disminución persistente del ozono en la estratosfera inferior entre 1998 y 2016. La reducción de ozono observada no ha podido ser reproducida por los mejores modelos disponibles, lo que revela importantes lagunas en los conocimientos científicos. Es posible que el Protocolo de Montreal esté funcionando según lo previsto, pero su eficacia puede ser cuestionable, defienden los autores del estudio. De forma similar, el estudio de Kessenich y col. de 2023 constató una caída del 26% en el ozono en el centro del agujero de la Antártida desde 2004, especialmente en la estratosfera inferior y media, aunque la estratosfera superior muestra una cierta recuperación.
13.4.4 Posibles causas de la falta de recuperación del ozono estratosférico
A pesar de la falta de recuperación en las últimas décadas, la Organización Mundial de Meteorología, la ONU y la NASA siguen afirmando que el ozono se está recuperando y que volverá a los niveles de 1980 en la década de 2060. Sin embargo, los científicos examinan cada vez más el papel de la variabilidad natural en el inesperado comportamiento del ozono.
Figura 13.11. Las sustancias destructoras de ozono han disminuido ya un 40% en el siglo XXI (violeta), pero en estos 25 años el ozono total no ha aumentado (azul) y la reducción del agujero de ozono es tan pequeña que no es estadísticamente significativa (negro). No es posible que la disminución del ozono se deba solo a estas sustancias.
Son múltiples los fenómenos naturales que influyen en el ozono: los ciclos solares, las erupciones volcánicas, los cambios de temperatura en la estratosfera, los rayos cósmicos y la dinámica del vórtice polar. El programa Copernicus de la UE propone la presencia de vórtices polares más fuertes y persistentes desde 2020 como uno de los principales factores que han contribuido a los grandes agujeros de ozono recientes. Sin embargo, esto choca con estudios que muestran que el vórtice era más fuerte en décadas anteriores (1976-1999), lo que complica la atribución.
Otro factor potencial es el enfriamiento de la estratosfera debido a los gases de efecto invernadero, que en teoría favorece la destrucción del ozono en la estratosfera inferior. Sin embargo, los datos de temperatura no muestran ninguna tendencia al enfriamiento en esa región desde 1998, lo que también socava esta hipótesis.
También se sospecha que la erupción de Tonga en 2022 ha alterado los niveles de ozono a través de la inyección de aerosoles estratosféricos, pero sus efectos son todavía bastante desconocidos.
En definitiva, todos los informes atribuyen la falta de recuperación del ozono a procesos dinámicos naturales, al tiempo que mantienen que las emisiones humanas causaron su declive, una narrativa conveniente que evita reconocer que en la aparición del agujero de ozono los procesos naturales podrían haber tenido también una gran importancia.
13.5.3 Los cambios en el transporte del ozono como nueva teoría
Aunque los CFC son sin duda un factor clave en la pérdida de ozono, su reducción no ha traído consigo la recuperación esperada. Esto ha suscitado un creciente interés por la circulación de transporte estratosférico (denominada circulación de Brewer-Dobson), como factor crítico que determina cómo se transporta y distribuye el ozono.
Figura 13.10. Desde que comenzó la disminución de las sustancias destructoras de ozono en 1999, el ozono global no se ha recuperado(azul) y los sucesivos modelos químico-climáticos (amarillo, naranja y rojo) no son capaces de explicarlo, limitándose a situar la recuperación siempre 30-40 años más tarde.
Esta circulación regula cómo asciende el aire en los trópicos, llevando aire pobre en ozono a la estratosfera, que luego fluye hacia los polos, transportando el ozono creado por el sol en los trópicos hacia latitudes más altas. También contribuye al enfriamiento de la estratosfera inferior. Las investigaciones indican que esta circulación se aceleró entre 1979 y 1994, coincidiendo con la reducción más intensa del ozono, y luego se ralentizó entre 1995 y 2013, durante su fase de estancamiento. Además, el período comprendido entre 1980 y 1999 se caracterizó por una disminución de la actividad solar, que desempeña un papel fundamental en la síntesis del ozono en la estratosfera. Es plausible que todos estos factores hayan contribuido de manera significativa a la disminución observada del ozono, lo que sugiere que han intervenido tanto influencias naturales como antrópicas. Esto ayudaría a explicar la escasa recuperación del ozono cuando solo se han reducido los factores antrópicos.
Estos hallazgos sugieren que tanto la variabilidad natural del transporte como los cambios en la actividad solar probablemente influyeron en la reducción del ozono de los años 80. Por lo tanto, atribuir el fenómeno únicamente a los CFC emitidos por el ser humano sobreestima el papel antrópico y subestima la dinámica natural. El riesgo de sobreestimar la contribución humana en los cambios que observamos, no solo en el ozono estratosférico sino también en el cambio climático en general, podría significar que las soluciones propuestas (reducir las emisiones de sustancias destructoras de ozono y de los gases de efecto invernadero) no den los resultados esperados, lo que dado el coste de eliminar las emisiones de CO₂ constituiría un error carísimo.
13.6 La hipótesis del portero de invierno y el agujero de la capa de ozono
Una teoría que está ganando atención es la hipótesis del portero de invierno, que relaciona los cambios bruscos en la circulación atmosférica global con los cambios climáticos y las tendencias del ozono estratosférico. En 1976 se observó un importante cambio en el régimen climático global, marcado por cambios bruscos en los patrones del océano Pacífico (en particular la Oscilación Decenal del Pacífico), el momento angular atmosférico y la velocidad y dirección de los vientos dominantes.
Este cambio se extendió a la estratosfera, donde aumentó la velocidad de los vientos zonales (en el eje este-oeste) y se intensificó el vórtice polar. Estos cambios coincidieron con una fuerte caída del ozono antártico, que pasó a disminuir cinco veces más deprisa poco después de 1976. Dicha aceleración se produjo en un corto espacio de tiempo, lo que no coincide con el aumento progresivo y continuado que tuvo lugar en las emisiones de CFC desde los años 60 hasta principios de los 90.
Alrededor de 1997 tuvo lugar un segundo cambio de régimen climático. En esta ocasión, el vórtice polar se debilitó, los vientos zonales se ralentizaron y la pérdida de ozono cesó, aunque sin la recuperación esperada. Estas transiciones cuestionan la narrativa simplista del agotamiento del ozono como un fenómeno lineal causado por el ser humano.
Figura 13.14. La hipótesis del portero de invierno explica los cambios climáticos y en el ozono como resultado de cambios abruptos en la circulación atmosférica global que resultan en diferentes regímenes de transporte de calor (y ozono) hacia los polos. Dos de dichos cambios tuvieron lugar en 1976 y 1997. a) Momento angular atmosférico. b) anomalía de vientos zonales (dirección este-oeste) en la estratosfera. c) Fortaleza del vórtice polar. d) Temperatura de la estratosfera inferior. e) Ozono antártico.
Ambos cambios de régimen sugieren que las alteraciones naturales a gran escala en los patrones de circulación pueden haber contribuido de manera significativa a las tendencias del ozono. Los modelos climáticos basados principalmente en los gases de efecto invernadero no han logrado reproducir estos cambios bruscos, lo que indica que en las simulaciones por ordenador faltan elementos clave.
Conclusión: un neo-antropocentrismo lleva a la ciencia a sobrestimar la contribución humana en la disminución del ozono y en el cambio climático y a subestimar la contribución natural.
Aunque el Protocolo de Montreal logró eliminar las emisiones de sustancias destructoras de ozono, la capa de ozono no se ha recuperado como se había previsto. Datos recientes muestran la persistencia del agujero en la capa de ozono y el estancamiento de las concentraciones de ozono, especialmente en la Antártida y la estratosfera inferior.
El hecho de que los modelos no hayan podido anticipar estos resultados indica que no pueden reflejar adecuadamente la variabilidad natural de la estratosfera o la compleja interacción de los procesos químicos y dinámicos. Cada vez hay más pruebas que apuntan al papel de la circulación atmosférica y otros factores naturales tanto en el agotamiento pasado como en el retraso de la recuperación.
La lucha contra la destrucción del ozono y el Protocolo de Montreal sirvieron de plantilla para la lucha contra el cambio climático y la creación del IPCC. La falta de efectividad en recuperar el ozono tras la eliminación de las emisiones de CFC debe servir de advertencia sobre la previsible falta de efectividad de la costosísima eliminación de las emisiones de CO₂.
El calentamiento climático de las últimas cinco décadas se ha atribuido principalmente a las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO₂, derivadas de la quema de combustibles fósiles. Esto ha impulsado políticas para reducir su uso y adoptar energías «renovables», como la eólica y solar. (más…)
Un artículo recientemente publicado en la revista Climatic Change demuestra que en los siglos y milenios pasados hubo inundaciones mucho mayores que las actuales cuando el clima no pudo haber sido afectado por nuestras emisiones. No podemos atribuir las inundaciones de ahora al cambio climático y debemos prepararnos por si se repiten las gigantescas inundaciones del pasado. (más…)
La mayor parte de España ha vivido en el mes de marzo un episodio de precipitaciones fuera de lo habitual. Como de costumbre, no faltan las voces poco informadas que responsabilizan de ello al cambio climático, socorrida excusa que vale para cualquier fenómeno meteorológico del tipo que sea, por exceso o por defecto. Miembros de la Asociación de Realistas Climáticos aclaran que no existen evidencias que apoyen dichas afirmaciones infundadas y que la causa de las excepcionales precipitaciones son fenómenos naturales poco frecuentes, sin relación con el cambio climático. (más…)
España está considerada un país sensible al cambio climático y buena parte de ello se debe a la creencia de que las precipitaciones están cambiando con el calentamiento, tanto en frecuencia como en intensidad. El grado de alarmismo es tan alto que la intensidad de la DANA de Valencia en octubre de 2024 ha sido achacada en buena medida al cambio climático sin tener la más mínima evidencia de ello. (más…)
Mark Hodgson explora en un largo artículo para Climate Scepticism uno de los muchos tentáculos de la maraña de financiación climática y lo que encuentra es cientos y cientos de personas viviendo del activismo climático en una especie de economía circular donde organizaciones benéficas, fundaciones y grupos de presión reciben financiación de otras organizaciones benéficas, fundaciones y grupos de presión y que transfieren más fondos a otros. Por estas redes circulan decenas de miles de millones de euros cada año que financian la histeria del cambio climático y cientos de miles de puestos de trabajo en todo el mundo. La gran mayoría de esos trabajos son improductivos y aportan poco o nada de valor. Hay una réplica masiva. Estudio tras estudio y encuesta tras encuesta dicen lo mismo una y otra vez.
Siempre nos dicen que las grandes petroleras están invirtiendo enormes cantidades de dinero en desinformación, y no hay pruebas de ello, sin embargo, las sumas que tiene a su disposición el movimiento climático y ecologista son gigantescas. Como una especie de mafia, consiguen que los ayuntamientos, gobiernos y organismos supranacionales como la UE y la ONU les dan dinero para que puedan presionar a los ayuntamientos, gobiernos y organismos supranacionales para que apliquen las políticas que todos ellos quieren de todos modos, mientras se ignoran los deseos de los votantes.
El artículo critica la extensa red de financiación que hay detrás de los grupos de defensa del clima, centrándose en Third Generation Environmentalism (E3G), una organización internacional bien financiada con más de 150 empleados y 68 financiadores. La misión de E3G es acelerar la transición energética y dar forma a la política climática, abogando a menudo por los objetivos de la Agenda 2030. Sin embargo, el artículo cuestiona su credibilidad, argumentando que están impulsados por objetivos políticos predeterminados en lugar de por un análisis imparcial.
La red de financiación
Los financiadores de E3G incluyen una mezcla de gobiernos, fundaciones filantrópicas, entidades del sector privado y organizaciones internacionales. A continuación, se muestra una lista de los 68 financiadores mencionados en el artículo, agrupados por tipo. El artículo original da una explicación más detallada de cada uno.
Gobiernos e instituciones públicas
Agence Française de Développement (AFD): agencia de desarrollo francesa.
Auswärtiges Amt: Ministerio de Asuntos Exteriores alemán.
Ayuntamiento de Bristol: gobierno local del Reino Unido.
Departamento de Estrategia Empresarial, Energética e Industrial (BEIS): gobierno del Reino Unido.
Departamento de Desarrollo Internacional (DFID): gobierno del Reino Unido.
Ministerio de Medio Ambiente y Cambio Climático de Canadá: gobierno canadiense.
Unión Europea (UE): organismo supranacional.
Ministerio Federal de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear: Gobierno alemán.
Ministerio de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (FCO): Gobierno del Reino Unido.
Universidad de Heidelberg: Universidad pública alemana.
Carta Internacional de la Energía: Organización intergubernamental.
Ministerie van Economische Zaken en Klimaat: Ministerio de Asuntos Económicos y Clima de los Países Bajos.
Ministerio de Asuntos Exteriores de Dinamarca: Gobierno danés.
Oficina de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres: agencia de las Naciones Unidas.
Umwelt Bundesamt: Agencia Federal Alemana de Medio Ambiente.
Fundaciones filantrópicas
abrdn Financial Fairness Trust: fideicomiso con sede en el Reino Unido.
Ashden: organización benéfica del Reino Unido centrada en soluciones climáticas.
Fundación Bill y Melinda Gates: fundación filantrópica global.
Breakthrough Energy: fundación centrada en el clima respaldada por Bill Gates.
Children’s Investment Fund Foundation (CIFF): fundación con sede en el Reino Unido.
Climate-KIC: agencia europea de innovación climática.
1. Financiación interconectada: Muchas de estas organizaciones se financian entre sí, creando una red autosostenible. Por ejemplo, la Fundación Europea para el Clima (ECF) financia a E3G, al tiempo que recibe fondos de la Fundación ClimateWorks y otras.
2. Influencia política: Una parte importante de la financiación se destina a actividades de presión y defensa de políticas, en lugar de a la investigación independiente. Organizaciones como E3G tienen la tarea de promover políticas específicas, como los objetivos de cero emisiones netas, en lugar de cuestionar su viabilidad o impacto.
3. Participación gubernamental: Los gobiernos, sobre todo en Europa, son los principales financiadores de la defensa del clima. Esto plantea dudas sobre el uso de fondos públicos para apoyar a organizaciones que luego presionan a favor de políticas que pueden no estar alineadas con los intereses públicos.
4. Dominio filantrópico: Las fundaciones filantrópicas, a menudo respaldadas por personas o empresas adineradas, desempeñan un papel central en la financiación de iniciativas climáticas. Entre ellas se encuentran nombres tan conocidos como la Fundación Bill y Melinda Gates, George Soros y la Fundación Rockefeller.
5. Falta de transparencia: Muchas organizaciones no revelan las cantidades exactas que reciben de los financiadores, lo que dificulta la evaluación de la magnitud de su dependencia financiera.
Conclusión
El artículo destaca la vasta e interconectada red de financiación que hay detrás de la defensa del clima, lo que suscita preocupación por la influencia del dinero en la formulación de políticas. Aunque muchas de estas organizaciones afirman trabajar por el bien público, su dependencia de la financiación de gobiernos, fundaciones y entidades privadas crea posibles conflictos de intereses. La enorme magnitud de la financiación, que asciende a miles de millones de dólares anuales, sugiere un sistema que se perpetúa a sí mismo y que da prioridad a su autosostenimiento por encima del análisis imparcial. Esto plantea importantes cuestiones sobre la responsabilidad, la transparencia y las verdaderas motivaciones que hay detrás del impulso de ambiciosas políticas climáticas.
Se dice muy a menudo que el cambio climático está cambiando las precipitaciones en España y que ello le hace un país particularmente sensible al cambio climático. Algunos modelos predicen una disminución de las precipitaciones y un aumento de los eventos de precipitación extraordinaria. Sin embargo, llevamos ya 50 años de calentamiento y los datos de la AEMET no reflejan ningún cambio de tendencia significativo en las precipitaciones anuales. Las mayores sequías tuvieron lugar en los años 80 y 90 y desde entonces llueve más. Ahora, González-Hidalgo y colaboradores desmienten que llueva de forma más extrema(más…)
La revista científica de la Asociación de realistas noruegos Science of Climate Change, publica en su número de enero el último artículo de William van Wijngaarden y Will Happer titulado: «Radiation Transport in Clouds», del que hemos realizado el siguiente resumen.
1. Introducción
El estudio analiza el papel dominante de las nubes en el clima terrestre, comparándolo con el efecto de los gases de efecto invernadero. (más…)
La extensión del hielo marino o banquisa en los polos es considerada un indicador climático importante. Los modelos climáticos pronostican su progresivo declive ligado a la continuidad de nuestras emisiones de CO2. Sin embargo, y a pesar de ello, la banquisa del Ártico no muestra una disminución significativa en su extensión mínima anual desde 2007, y la banquisa que rodea la Antártida ha presentado una tendencia creciente en su extensión desde que hay mediciones por satélite en 1979. (más…)
El profesor Javier del Valle, geógrafo y climatologo, habla del periodo conocido como la Pequeña Edad de Hielo (s. XIV a XIX), de sus posibles causas y de los efectos que tuvo sobre las sociedades de la época.
Association des climato-réalistes (enero de 2025).
Desde el 7 de enero de 2025, una serie de incendios afecta al área metropolitana de Los Ángeles y a las regiones circundantes del sur de California, en particular en Pacific Palisades, Eaton, Hurst y Sunset.
Aunque no se sabe exactamente qué desencadenó esta catástrofe (fuegos artificiales, mal funcionamiento de la red eléctrica, etc.), el balance de víctimas fue elevado. El miércoles 15 de enero se informó de 27 muertos, más de 12.300 viviendas destruidas y 16.000 hectáreas quemadas.
Las agencias encargadas de la medición de la temperatura media del planeta han certificado que 2024 es nuevamente el año más caliente desde que hay registros. Esto es algo lógico porque los indicadores climáticos muestran que el planeta se está calentando desde que terminó la Pequeña Edad de Hielo hacia 1840, cuando las emisiones humanas de CO2 eran todavía insignificantes. (más…)
Ascensión al glaciar más occidental del Pirineo a 3050 m desde el Balneario de Panticosa acompañado por el geógrafo Javier del Valle y el geólogo Ricardo Gay.
Enrique Ortega Gironés, José Antonio Sáenz de Santa María Benedet y Stefan Uhlig (diciembre de 2024).
Se dice con frecuencia que el agua es el origen de la vida, que sin ella no sería posible. El registro fósil a lo largo de la dilatadísima historia del Planeta nos enseña que la vida surgió de las aguas de los primeros océanos hace unos 3.800 millones de años. Por eso, cuando se busca vida en el espacio exterior, se buscan planetas con similitudes a nuestra Tierra, donde se detecte (como primera condición) la posibilidad de que exista agua. (más…)
Ante la noticia de que el Ártico podría quedarse sin hielo antes de 2030, la Asociación de Realistas Climáticos (ARC), formada por científicos y académicos, desea hacer público el siguiente comunicado:
Hace aproximadamente un mes, el 29 de octubre de 2024, un episodio de gota fría volvió a desplegarse de forma salvaje sobre la orilla sur de la ciudad de Valencia. Algunos de los barrancos y microcuencas cuya dinámica hidrológica ha conformado el entorno del mar pequeño (al buhayra) que se formó en el paraje de lo que se conoce Saler-Albufera recuperaron su memoria torrencial y activaron de nuevo su función excavadora y de transporte.
La Asociación de Realistas Climáticos (ARC), formada por científicos y académicos, desea hacer público el siguiente comunicado con motivo de la 29ª Conferencia climática en Bakú, Azerbaiyán:
Las conferencias de las partes (COP), conocidas popularmente como conferencias climáticas, son organizadas cada año por la ONU desde 1995. (más…)